jueves, 5 de octubre de 2017

La ermita de la Soledad. Antigua iglesia mayor de Arjonilla

Manuel Jesús Segado-Uceda
Historiador de Arte
Fragmento de texto de un trabajo publicado en otro medio debidamente registrado.

     Descendiendo por "el Botillo", allá donde confluyen las calles Soledad y Vera-Cruz, se erige como vigía de la cantera de arcilla del Albarrá, la ermita de la Soledad. 
     Esta construcción es el edificio religioso más antiguo que “se mantiene en pie”[1] en la localidad de Arjonilla, ya que aparece citado por primera vez en las fuentes documentales durante la visita de la Orden de Calatrava del año 1499, donde se la menciona como “iglesia Mayor” bajo la advocación de “Santa María de Valrico”. Es este dato primordial para datar este templo, que cuenta con una cronología que, al menos, se remonta al siglo XV[2], y  tratar así de enmendar la datación errónea del edificio, del que se ha dicho, e incluso se mantiene en diversas publicaciones digitales, que cuenta con una cronología del siglo XVI y XVII.
Fachada principal de la ermita de la Soledad.
Fotografía propia del autor.

     La ermita que se conserva en la actualidad es una construcción al estilo gótico-mudéjar, realizada en ladrillo. Posee una sencilla pero elegante fachada en cuyo centro se abre la puerta de acceso mediante un arco de medio punto, que se enmarca por sendas pilastras sobre las que se apoya un elemento adintelado que corona la portada, y que nos recuerda al entablamento del orden arquitectónico clásico.

     A ambos lados de la puerta de acceso encontramos dos grandes pilastras que recorren verticalmente la fachada. Sobre una ventana adintelada, que enmascara un arco rebajado al interior, corona el edificio en su parte frontal  una sencilla espadaña en la que se alberga una campana.

Cubierta de la ermita
Fotografía propia del autor

     Al interior, la construcción posee una planta de salón cubierta por bóveda de lunetos (tipo de bóveda resultante del cruce perpendicular de bóvedas de cañón que tienen diferente altura), sostenida por unos arcos fajones a los que se le adosan arcos formeros que habilitan una serie de capillas en las que se les da cobijo a parte de la imaginería propiedad de las cofradías de Arjonilla.
     En la cabecera, desprovista de retablo, se abre un vano que da vista al camarín de la virgen que, con toda seguridad, se construyó en fechas muy posteriores al levantamiento del edificio, coincidiendo probablemente con la proliferación de este tipo de aposento presente en la arquitectura religiosa de la edad Moderna, y que en la actualidad está presidido por la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, obra que no hace muchas fechas se ha atribuido al imaginero valenciano Amadeo Ruiz Olmos[3]. Además, flanqueando la cabecera, existen sendos mascarones que se han insertado casi en el arranque de los nervios de la bóveda.

A la derecha uno de los mascarones del nervio. A la izquierda el interior de la ermita.
Fotografía propia del autor.
     Alrededor de la antigua iglesia de Ntra. Sra. de Valrico se ubicó durante siglos, (suponemos que desde la construcción del templo en algún momento del siglo XV), el cementerio municipal, que se siguió utilizando como lugar de enterramiento durante siglos, e incluso durante los primeros años del siglo XX, hasta que debido a las malas condiciones higiénicas  que presentaba la zona, así como la insuficiencia para cubrir las necesidades de enterramiento de los vecinos de la localidad, se realizan las obras para el nuevo cementerio municipal de Arjonilla en 1915,[4] siendo finalmente inaugurado el 1 de octubre de ese mismo año.

Aspecto que presentaba la ermita de la soledad en los años 50 del pasado siglo.
Fotografía archivo del autor.

     Para acceder desde la antigua iglesia hasta el camposanto o a la inversa, existía una puerta lateral, hoy sellada, que se encontraba situada en el muro sur del edificio, y cuyo rastro es aún visible en la actualidad, coincidiendo su ubicación en la actualidad con la capilla que alberga a San Juan Evangelista.
     El aspecto que podemos apreciar actualmente de la que fue primera iglesia mayor de Arjonilla, es el resultado de diversas intervenciones o restauraciones (de mayor o menor relevancia) que se han llevado a cabo sobre el templo primigenio a lo largo  de sus más de cinco siglos de historia. Entre las intervenciones que ha sufrido el edificio destacamos la que se realizó  tras el terremoto de Lisboa, acontecido el 1 de noviembre de 1755, donde según el informe emitido “La ermita de Nuestra Señora de la Soledad se arruinó del todo, dejando libres las Imágenes”.[5]

Lateral de la iglesia donde se observa la puerta sellada que daba al antiguo cementerio.
Fotografía propia del autor.

     Posteriormente, en el año 1860, el edificio tuvo que someterse otra vez a una nueva intervención de envergadura, cuando la estructura de la ermita se vio afectada a causa de la continua explotación de la cantera de arcilla del Albarrá para el abastecimiento de la industria arjonillera del barro, actividad que ocasionó el desplazamiento del muro norte (que da vista a la cantera), y que acabó provocando el derrumbe de la cubierta del edificio. Prueba de estas reformas es la inscripción  que encontramos sobre la puerta hoy sellada en el muro sur a la que aludíamos anteriormente[6]. Se llevó a cabo entonces el levantamiento de una nueva cubierta para la ermita, además de la construcción de una serie de contrafuertes laterales en talud en el muro norte, actuando esta pared como muro de contención del edificio.
Lateral de la ermita donde se observan los contrafuertes en talud.
Fotografía propia del autor. 

     De igual modo, tras la Guerra Civil Española, conocemos a través de varios testimonios que el edificio quedó muy deteriorado, por lo que fue sometido a diversos arreglos.[7]

     En 1992 se produjo un plan de reforma sobre parte del patrimonio arjonillero bajo la dirección del arquitecto local D. Luis Alonso Salcedo, mediante el que se intervino en diferentes edificios históricos de la población, entre ellos en la ermita de la Soledad, cuya fachada fue restaurada y reformada, procediendo a quitar la cal que cubría el muro al exterior para dejar así el ladrillo visto, y añadiendo las dos grandes pilastras  que flanquean la  puerta de acceso al edificio, y que podemos ver en la actualidad.[8]

     Desconocemos a ciencia cierta el aspecto que poseía la edificación primigenia de la ermita de la Soledad, que se erigió antaño como la iglesia mayor de Arjonilla hasta la construcción de la iglesia de Ntra. Sra. de la Encarnación, aunque por las características que presenta esta ermita, podemos decir que se corresponden a las que presentan los templos erigidos en época turbulenta en la que nuestra zona fue tierra fronteriza; tiempos en los que  lejos de erigir grandes templos, se edificaban iglesias de pequeño tamaño, de una sola nave, carentes de decoración al exterior y que se cubrían por una techumbre de madera al estilo morisco, por lo que estaban desprovistos  de bóvedas.
     Además, para dar contexto al entorno de la ermita de la Soledad, durante el tiempo que fue iglesia mayor de Arjonilla, podemos ubicar en la zona el núcleo urbano de la Arjonilla medieval, que se encontraba aglutinado entre  la ermita y el castillo; y estando la fuente pública más concurrida  situada en el lugar conocido como el Pilar. Basta con solo echar un vistazo al plano de la localidad para poder constatar esto de una manera más visual, pudiendo observar en la zona señalada que las casas y calles se dibujan en el entramado urbano de manera orgánica (callejuelas más estrechas, con recodos, sin orden, etc.), en contraposición con el plano de aspecto más ordenado (con calles de gran longitud, que se cruzan con otras casi perpendicularmente), en torno a la plaza de la Encarnación y a la zona alta de Arjonilla, un urbanismo articulado en época inmediatamente posterior, bien entrada ya la edad Moderna, y que con toda posibilidad tuvo como origen la construcción de la nueva iglesia parroquial de la Encarnación. 
Núcleo urbano de la Arjonilla Medieval.
Imagen: Plano trabajado por el autor.



[1] Destacamos entre comillas porque en realidad el edificio, después de varias vicisitudes, pasó por diferentes reformas y reconstrucciones a lo largo de los siglos, por lo que la parte original del edificio que aún conservamos sea poco más de los cimientos y/o el arranque.
[2] SEGADO-UCEDA Manuel Jesús: “La ermita de Ntra. Sra. de la Soledad. Antigua iglesia Mayor de Arjonilla. Análisis y breve historia”. Agrupación de cofradías de Pasión de Arjonilla. Arjonilla, 2016, págs. 38-41.
[3] LORITE CRUZ, Pablo: Vida y obra de Amadeo Ruiz Olmos. Baeza, Almería. Alcázar D. L., 2011.
[4] AHMA.  AA. CC. Sesión de 12 de junio de 1915
[5] Relación verídica del terremoto en 1º de noviembre de 1755, que aparece recogida en el trabajo de MARTÍNEZ SOLARES José Manuel: Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755). Dirección del Instituto Geográfico Nacional. Madrid, 2001. Págs. 155 y 156.  
[6] Obras que fueron sufragadas según consta en la inscripción por la vecina de la localidad Doña Ana Bernarda Gímenez y Ramírez de Valenzuela, que situamos en 1860, ya que aparece citado en la inscripción D. José Mª Jácome (Palomino), que fuera párroco de Arjonilla entre los años 1860 y 1866, y el alcalde de la localidad D. Manuel Gómez.
[7] SEGADO-UCEDA Manuel Jesús.: “La ermita de la Soledad…”

[8] Estas pilastras fueron añadidas en 1992, y no tenemos constancia de que existiesen anteriormente, ya que al menos, en una fotografía de mediados de los 50, dichos elementos arquitectónicos no aparecen en la fachada del edificio.



miércoles, 27 de septiembre de 2017

La Fuente del Escribano

Manuel Jesús Segado-Uceda

     Tomando el "Camino de la Fuente del Escribano", al que se puede acceder desde la prolongación de la C/ Juan Ramón Jiménez, la C/ Majuelo o desde la C/ Sierra Morena (camino que conecta con Pelacogotes) y, una vez que hemos dejado atrás, a la izquierda, el Cortijo de El Majuelo, nos adentramos en un paraje denominado el Carrizal, situado al suroeste de Arjonilla. Allí, a un kilómetro y medio del casco urbano de la población, nos encontramos un enclave natural donde se alberga "La Fuente del Escribano". Un elemento patrimonial que forma parte de la cultura tradicional arjonillera.

Vista de la Fuente del Escribano desde el camino.
     No conocemos el origen del nombre con el que se denomina a esta fuente, aunque lo cierto es que a menudo, la toponimia (estudio del origen y el significado de los nombres propios de los lugares),  nos indica que los nombres de los lugares se deben a cosas realmente simples, como por ejemplo sucesos históricos, costumbres, personajes... por lo que es muy posible que la designación d este bien patrimonial tenga relación con la figura de un escribano (funcionario público que servía como notario, y que antaño era frecuentemente que llevara a cabo su labor en diferentes cabildos municipales  a la vez).
     Puestos a suponer, quien sabe si quizá un escribano pudo ser el mecenas  de esta construcción, o simplemente se servía de la fuente  para llenar su cantimplora y como abrevadero para su caballería antes o durante sus viajes...

     A la izquierda según bajamos por el camino mencionado, y a poca distancia de este, nos encontramos con la fuente, cuya fábrica está realizada  de ladrillo visto. Según se podía leer la inscripción de la lápida de mármol blanco que estaba colocada en el centro de la construcción, (y que hoy no se encuentra allí), esta fuente fue reconstruida en noviembre de 1947 gracias a la subvención de la Cámara Agraria Provincial con la colaboración de la Hermandad de Labradores y Ganaderos (institución previa a la posterior Cámara Agraria de Arjonilla). 

Al pie de la Fuente del Escribano
Placa de mármol que recordaba la reconstrucción de la fuente realizada en 1947
     En su estructura podemos diferenciar dos compartimentos exteriores, existiendo en el de la derecha  un pequeño pilar. Además, detrás del arco rebajado que existe en el centro de la fuente, se guarece un pequeño aljibe interno. Este manantial se nutre del Arroyo de la Fuente del Escribano, un caudal subterráneo cuyo cauce transcurre a través de rocas detríticas, graníticas y calcarenitas.

Vistas de los compartimentos y aljibe
     La Fuente del Escribano posee un caudal muy bajo, aproximadamente entre 0-1 l/s, aunque raramente se agota. El uso del agua de este manantial en la actualidad es rural y ganadero. Hoy el agua del manantial se usa muy poco, pero antaño, durante el siglo pasado, era una fuente muy frecuentada por los arjonilleros, utilizándose una parte de ella como abrevadero para las caballerías y el resto de ganado, y otra parte para abastecimiento humano. En la fuente los arjonilleros recogían agua, en cántaros y botijos, que utilizaban para su uso doméstico, para refrescarse en las labores agrícolas...
     No cabe duda de que la estampa que presentaba la Fuente del Escribano antaño, según los testimonios que nos llegan de boca de los más mayores, debía ser entrañable. Hombres y mujeres con el cántaro a cuestas, o burros y animales de carga que portaban en los serones los cántaros y botijos.
Labriego recorriendo el camino de La Fuente del Escribano. Año 1963
      De igual modo era un lugar frecuentado por los niños de las escuelas y sus maestros, que visitaban el emblemático lugar para acercar a los pequeños a la naturaleza y los lugares emblemáticos de Arjonilla. También en sus inmediaciones se celebraba como es costumbre en Arjonilla, un día de campo durante el día de Todos los Santos.
     El deterioro y la contaminación se acrecentaron hace algunas décadas; y el estado de conservación en el que llegó a encontrarse la fuente fue realmente lamentable. Por fortuna la Fuente del Escribano fue rehabilitada recientemente, su entorno adecentado y embellecido con algunos ejemplares de árboles y plantas, dentro del programa "Rehabilitación de senderos, caminos de piedra y fuentes", cuya intervención se hizo efectiva en 2015. Y desde hace muy poco forma parte de una ruta cicloturística: "Por la senda de los cortijos y caseríos de Arjonilla".
Aspecto que tenía la fuente escribano hacia 2013, antes de la rehabilitación.
     También cabe destacar una serie de valores que posee la Fuente del Escribano como patrimonio arjonillero. Además de su valor arquitectónico como construcción, la fuente también posee un carácter histórico-cultural. Igualmente es destacable el valor paisajístico y pintoresco, así como el valor medioambiental del enclave donde se ubica la Fuente del Escribano; que se presenta como "un pequeño oasis", suponiendo un breve paréntesis en medio del monótono paisaje del olivar.
Entorno que rodea a la Fuente del Escribano




*Parte de la información técnica, referente a caudal o tipo de suelo, ha sido extraída de la ficha del catálogo "Manantiales y fuentes de Andalucía".

sábado, 16 de septiembre de 2017

La Cruz de la Calle Comisarios

     Manuel Jesús Segado-Uceda
 
     Una vez que nos internamos en la calle Comisarios, perpendicular a la calle Alonso Coello y conectada con la calle Cristóbal Colón (calle que asciende desde la iglesia), nos encontramos con un elemento singular dentro del entramado urbano de Arjonilla. Cobijada en el interior de una enorme hornacina y apoyada sobre un basamento pétreo, hallamos una cruz de forja de grandes dimensiones.
     Antaño la cruz  estaba esculpida en piedra, pero fue  sustituida por la que podemos ver en la actualidad, llevada a cabo por los hermanos herreros Pérez Bejarano, a finales de 1989. Esta cruz de forja  fue inaugurada el domingo 8 de octubre de 1989, después de la Fiesta Mayor en honor a la Virgen de las Batallas. A ella acudieron las autoridades civiles y la eclesiásticas, siendo bendecida por el antiguo párroco D. Ángel Simón.
Cruz de la calle Comisarios

     En la elegante fachada elaborada con ladrillo, donde domina la verticalidad, nos encontramos un arco de medio punto  realizado a base de sillares de piedra. Este  se apoya sobre sendas pilastras en cuyo fuste se alterna el ladrillo y el sillar. Además de que en las pilastras  hallamos un capitel pétreo de orden dórico, como curiosidad señalar que, también  se encuentran labradas sobre piedra sus respectivas basas, algo que podría deberse, quizá, a la posibilidad de que el monumento se hubiese  realizado en piedra en su origen.
Basa de pilastra
     Sobre este cuerpo se apoya un frontón triangular que está coronado por tres pináculos, elementos decorativos que fueron añadidos durante las reformas que sufrió el monumento en el siglo XIX, concretamente en  el año 1882, (como así lo indican las cartelas de piedra que flanquean al arco). En los pináculos se puede leer la siguiente inscripción: "AÑO DE 1611".

Frontón triangular y pináculos con inscripción
Pináculos que coronan el frontón y detalle de la inscripción.
     Esta fecha de 1611, fue una malinterpretación de la trascripción del texto, hoy apenas visible, que encontramos en el basamento sobre el que se apoya la cruz, en el que se puede apreciar inscrito:“…Luis de Aguilera Ba()ela Año de 1671”.
 
Cartelas que flanquean la hornacina y que datan las reformas de finales del XIX
     Este monumento barroco está erigido a la memoria de Luis de Aguilera Valenzuela, asesinado de un disparo. El joven era hijo de D. Luis Díaz de Aguilera, quien fuera regidor de Arjonilla ocupando la vara de alcalde por estado Noble.
     La tradición oral ha ido perpetuando a lo largo del tiempo que este monumento se había construido en el lugar donde murió "por un tiro" el hijo de un alcalde de Arjonilla. Y según la documentación histórica parece que así fue.
Basamento de la cruz con la inscripción “…Luis de Aguilera Ba()ela Año de 1671”
     Además, ligada a este lugar, encontramos una leyenda que forma parte de la cultura arjonillera. La leyenda de "El fantasma de la Calle Comisarios". La tradición transmitida de generación en generación nos habla de  la presencia de un asombro(1) que merodeaba esta calle antiguamente. Según esta leyenda, después de sembrar el terror entre los vecinos del lugar, el alcalde, ante las quejas de la gente, dio consentimiento  de abrir fuego contra el supuesto asombro; y en cuanto tuvieron la ocasión, así lo hicieron. El asombro fue abatido por un disparo, y este resultó  ser un hombre que se ocultaba bajo unas sábanas blancas, provisto bajo ellas de la luz tintineante de un candil. La lámpara tenía como misión dotarle, durante la noche, de un aura luminosa extra, similar a la de “un espectro”. Además este llevaba atada a su pierna una ristra de hierros y cadenas que en el silencio de la noche producían un característico sonido que atemorizaba a los que vivían en la zona.
     Lo realmente sorprendente fue lo que se encontraron al quitar la sábana para ver la identidad del fantasma. Y es que el asombro no era otro que el hijo del alcalde de Arjonilla quien, según la leyenda, había  sugerido abrir fuego sobre el espectro que merodeaba la calle.
     Leyenda o realidad, lo cierto es que esta actividad de fantasmas de "sábanas blancas" ha sido llevada a cabo a lo largo de gran parte de la geografía española durante siglos. Y no se debía a otra cosa que a una artimaña para ahuyentar a los vecinos del lugar, con la intención de poder llevar a cabo encuentros  secretos entre amantes, en muchas ocasiones bajo adulterio.
 

(1) El término “asombro” se refiere a la forma de denominar en Arjonilla a una aparición espectral.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Aproximación histórica a la tradición de la Bocina y la tradición de los Pregones en la Villa de Arjonilla.


Artículo (refundido y ampliado)  publicado en la Revista de Semana Santa de Arjonilla 2013.
Manuel Jesús Segado-Uceda


            Este pequeño estudio acerca de la tradición realizada por la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Santísima de la Amargura, no pretende ser definitivo en absoluto, pues como toda investigación histórica, está abierta a ser completada y ampliada con trabajos venideros. La pretensión de esta investigación no es otra que, como su título indica, aproximar a la historia de esta tradición arjonillera, a través de su historia, a través de su gente…;

La Bocina.
            La bocina es un instrumento de uso tradicionalmente militar, que se hacía sonar en el campo de batalla, bien para acompañar a las órdenes, bien como elemento de “guerra psicológica”, para intentar, con su sonido ronco y grave intimidar al enemigo.
Bocina revestida de terciopelo granate
Fotografía propia del autor
 
            En Arjonilla, este instrumento se encuentra realizado en hojalata o latón. De forma de cuerno o asta,  posee una embocadura (la cual ha ido cambiando a lo largo del tiempo), probablemente de tuba y cuenta con una longitud de 2,30 cm.
Detalle de la boquilla de este peculiar instrumento musical
Fotografía propia del autor

Apuntes de historia de la tradición.
            El dato más antiguo referente a la bocina, aparece en un Pleito de 1769, en el que aparecen implicadas las siguientes cofradías de la Villa: Vera Cruz, Jesús Nazareno, Humildad y San Juan Evangelista, motivados porque “…la Cofradía de la Soledad quiere ser preferida en todo…”, dentro de este documento se desprende la siguiente información; a través de las alegaciones por parte de la Cofradía de la Soledad, donde se pueden extraer diferentes datos acerca de los cultos. En lo que nos atañe resaltamos lo siguiente: “…a excepción de aquellos cofrades que van empleados en conducir bocina,…”[1]
            En otro legajo del AHDJ, fechado en 1779, aparecen recogidos los diferentes cargos existentes dentro de la Cofradía del Nazareno. De esta manera, además de los cargos de mayordomos, administradores…, nos aparecen otros cargos, que se elegían en el primer día de la Pascua de la Resurrección, ejerciéndose los cargos en la Semana Santa siguiente año: “…El alférez, dos de gobierno, dos tazas (tazas o platillos, que se sacaban para pedir durante la procesión y actos del Nazareno), uno de bocina y dos de ayuda de bocina[2] (llamados también compinches).Estos datos nos hablan de una tradición en el uso de la bocina, que se remonta al menos hasta la mitad del XVIII.
            El toque de la bocina, se encuentra estrechamente ligado a otra tradición histórica en nuestro pueblo, “Los pregones”, por lo que intentaremos dar un tratamiento conjunto a ambas costumbres. La tradición de los Pregones, además de cantarse en Arjonilla, se ha celebrado y aún en la actualidad se celebra, en diferentes lugares de la provincia de Jaén; como por ejemplo en La Higuera, Guarromán, Mengíbar, Villanueva de la Reina, Baños de la Encina, (donde se realizan todavía), así como en Linares (donde se perdió la tradición) y, en la vecina Arjona, localidad en la que según Basilio Martínez Ramos, en sus “Anales de la ciudad de Arjona” nos indica que “…se cantaban en la madrugada del Viernes Santo en la Iglesia de San Juan (…) costumbre importada de Arjonilla por Juan Antonio Carmona, abuelo materno de D. Fausto García Carmona, Presbítero”. Haciendo cábalas sobre el momento de importación de los pregones desde Arjonilla a Arjona, podemos aventurarnos diciendo que probablemente fue a mediados del XIX cuando llegó hasta Arjona esta tradición arjonillera. Además en los Anales aparece recogida una partitura con la letra y entonación, donde se puede apreciar la gran similitud (prácticamente idéntica) con la forma de cantar los pregones en Arjonilla. Continuando con el recorrido histórico, en el Artículo 15 (sección de “Cultos”), de los estatutos de 1904 de la Hermandad del Nazareno de Arjonilla, se hace mención a la “celebración del Sermón”; es decir “Los Pregones”.
            Ya en la segunda década del s. XX, en el año 1926, según nos contaba D. Joaquín Ramírez Sanz[3],  los sermones (pregones), a los que recordaba como un bello acontecimiento, se realizaban durante la madrugada del Viernes Santo; sonaban “…los motetes de Ojo Gato y Pepitero (Antonio), con la Bocina de Cerote…”, y al amanecer descendía el Nazareno por la Calle de las Parras (actual C/ Teniente Rueda).
Instantánea anterior a la Guerra Civil donde se recoge el Toque de bocina en Arjonilla
Fotografía de archivo del autor
 
 
            Con el inicio de la Guerra Civil, llegaría el cese de la celebración de la Semana Santa arjonillera, por lo que se perderán los pregones y con ellos el toque de la bocina.
             El instrumento, se conservó gracias a que Manuel Chillarón Lara (“Manolico el Cordelero”) lo guardó en su casa, aunque el estado de deterioro era tal que tras la Guerra tuvo que ser reparado en el taller del latonero Fuentes Molina. Con el fin del acontecimiento bélico y la reorganización de la Semana Santa y la Cofradía del Nazareno (de esto ya hablaremos en otra ocasión), el encargado de tocar nuevamente la bocina será Nicolás Lara López, mientras que los pregones serán entonados por Manuel Uceda Moreno y Antonio Jándula Bueno “Pepitero” durante mucho tiempo. A la misma vez que ésta costumbre, seguirá la tradición de “pasar las tazas” o “platillos”.
            Ya en los años 50 y 60, el tocador de Bocina será Manuel Jiménez Ruz, mientras que los pregones serían cantados por el eterno pregonero Pedro Pérez “Mérida”. A comienzos de la década de los 70, tomará el testigo al toque da la Bocina el hermano de Manuel, Francisco Jiménez Rueda conocido por todos por “Paco el de las medias”, manteniéndose esta dupla hasta finales de ésta década, donde la tradición de los pregones se pierde. Si continuará  saliendo la Bocina en la madrugada del Viernes Santo, sacada por Fernando Carmona “Tamarilla” y Paco Jiménez “el de las Medias”.
            Será en 1986, cuando la tradición de los pregones se reanude nuevamente. En esta ocasión los pregones se realizaron por la tarde. A partir de este año, la bocina y los pregones irán variando sus costumbres. Por ejemplo, en 1987 no se realizaron los pregones, aunque el toque de la bocina si se pudo escuchar en la procesión del Viernes del Nazareno, tocada por el clásico bocinero Paco y junto a él, como “compinche” Manuel José Lara (muy implicado en la Semana Santa arjonillera y responsable de que algunas tradiciones sigan vigentes). Volverán los pregones nuevamente por la tarde en 1989, durante estos años seguirá llevando a cabo la tradición el mismo dúo formado por Paco y “Mérida”, a los que se les une Carmen Carmona Carmona que cantará el “Manda”, hasta el año 1992, donde un nuevo “bocinero” Benito interviene en los pregones. Será en 1993 cuando de nuevo se recupere en la “Madrugá” el canto de los pregones y la bocina, [4] en ellos vuelve a cantar nuevamente Pedro Mérida y al toque Paco; durante esta década de los 90, sería compinche el ya mencionado Manuel José Lara, además de Manuel David Mercado “el lobo”.
Pedro "Mérida" canta los pregones y Paco Jiménez a la bocina.
 
            Con la entrada del nuevo siglo, en el año 2000, comienza a cantar los pregones el desaparecido Ildefonso Navarrete (eterno tamborilero), mientras que al toque de la bocina le acompañará Jesús Segado Hernández (bocinero hasta la actualidad), pareja que se consolida y continúan la tradición hasta el año 2005 donde se produjo una Semana Santa atípica en Arjonilla, debido a las obras de la Iglesia Parroquial, aunque la bocina, sonó de modo testimonial a las puertas de la ermita del Nazareno. En la Semana Santa de 2006, se vuelven a recuperar los pregones, esta vez cantados desde el coro alto de la iglesia parroquial de la Encarnación. Serán cantados por los mismos protagonistas, y por primera vez también siendo entonados por una voz femenina, Ana Pons, que se unirá  a Jesús y a Ildefonso continuando hasta el 2009. En 2010, se producen modificaciones en la costumbre y a Jesús (bocina) y Ana (al cante) se une Julio Gavilán, también al cante.
              Desde hace unos años, los pregones son entonados por la dupla formada por Ana Pons y Bartolomé Moyano Delgado, acompañados por el mismo bocinero, Jesús Segado Hernández.
Bartolomé Moyano y Ana Pons cantando los pregones desde el coro alto de la iglesia.

Los Pregones.
            Los Pregones se dividen en varias partes diferenciadas:

Confortación (introducción a los presentes a la Pasión de Cristo)
Sentencia de Pilatos (Se intercala con los toques de bocina, reproduciendo el momento de la condena de Jesús, entre  pregón y pregón interviene el sacerdote, a la vez que se muestra un lienzo con el Ecce-Homo, propiedad Paco López, (y que fue realizado por un familiar suyo, Manuel Víctor Gómez en los años previos a la Guerra). Esta costumbre aún se mantiene.
parte Voz del Ángel

            A parte nos encontramos con el llamado “Manda”. Una parte que se intercala entre algunos de los versos de los “Motetes”.
Ecce-Homo que se muestra en los Pregones.
 Copia de una obra de Murillo Por Manuel Víctor Gómez.

Apuntes del anecdotario de la Tradición de los Pregones y la Bocina.
            ▪ La tradición nos cuenta que la bocina se forraba con una tela negra, a modo de luto. En el 2000, año Jubilar, la nueva directiva del Nazareno decide cambiar el color con el que se vestía la bocina, y el instrumento pasa a forrarse de rojo. En este 2013 la bocina volverá a vestirse de negro, color primigenio. La confección de la funda (que se realizará en Damasco negro) vendrá de la mano de Paco Ruz.
            ▪ Tradicionalmente, se cuenta que a la boquilla de la bocina se le echaba un chorreón de anís; según nos contaba Paco “el de las medias”, de esta manera el instrumento sonaba mejor…
            ▪ Salvo algunos años, durante los noventa los pregones se cantaban desde el coro de la Iglesia Parroquial.
            ▪ Aunque la tradición de los toques de bocina en la madrugada del Jueves a Viernes Santo, se recuperó en 1995, fue a partir del 2009 cuando se instituirá el horario e itinerario definitivo, comenzando a partir de las 6 de la madrugada, donde el bocinero Jesús Segado Hernández y su “compinche Pedro Ruano”, (en la actualidad), recorren las calles de la Villa de Arjonilla, dando como toques oficiales los siguientes:
     En la Ermita de Jesús Nazareno, Puerta del Perdón, En la puerta del Párroco, En la del Alcalde, en la del Hermano Mayor (Anual), Cuartel “Viejo” de la Guardia Civil; así como en cada una de las esquinas del recorrido, en la puerta de los hermanos de la Cofradía e incluso en la puerta del Cronista Oficial de la Villa (algo que se hace desde 2010).
            ▪ Durante los años comprendidos entre 1996-1999 y, en el 2003, la bocina acompañó al Nazareno en su procesión, siendo Manuel José Lara y Jesús Segado, los bocineros.
            ▪ Al parecer, durante la celebración del Sermón (Pregones), celebrado en la Iglesia Parroquial, los fieles se comían los típicos “hornazos”. Esta tradición finalizó por la suciedad que se acumulaba en el templo parroquial, en el que acumulaban los cascarones de huevos que contiene la torta.
            ▪ Según decía Pedro Pérez, los pregones,se los enseñó Pedro Castillo “Periquillo Salivilla” e Ildefonso Carmona, en el domicilio de Manuel Bejarano situado en la calle Pintor Matías Ruz.
            ▪ La última reparación de la bocina, fue a comienzos del 2011, en esta ocasión fue arreglada por Martín Segado Hernández, mi padre.
            ▪ La bocina fue expuesta en ARCOAN en el 2010 y 2012, en Jaén, donde sonaron sus toques. Ha sido expuesta en el stand de las Cofradías de Arjonilla. En el 2008 y 2011 sonó también la bocina y un fragmento de los pregones, en el teatro municipal de Arjonilla, para los pregones de la Semana Santa arjonillera de esos años. Igualmente sonaría de nuevo en el teatro de Arjonilla, durante el Certamen de Saetas celebrado en el año 2010, al toque de la bocina Jesús Segado Hernández y al cante Julio Gavilán. Además la bocina y los pregones estuvieron presentes durante La Feria de los Pueblos, celebrada en Jaén, en sus ediciones de 2014, 2016 y 2017. 
          Jesús Segado Hernández al toque de la bocina,
junto a su compinche Pedro Ruano al final de "la Madrugá" arjonillera.
Fotografía propia del autor




[1] Archivo Histórico Diocesano de Jaén. (AHDJ) Sala de Cofradías. Arjonilla leg. 3.
[2] García Aranda Pedro Manuel. Al pie de la Parroquia. Nº 30, Abril 1995.
[3] Ramírez Sanz Joaquín. Al pie de la Parroquia, nº 17. Marzo 1994
[4] Diario IDEAL del miércoles 24 de marzo de 1993.