Tal día como hoy, 10 de octubre, pero de hace 90 años, nace en Andújar Florencio Molina Martínez. De padres hortelanos, Florencio se crio en el seno de una familia humilde. Ya desde muy pequeño mostró su debilidad por el arte, y muy joven esta pasión le llevó a marcharse a Madrid para recibir formación reglada en la Escuela de Artes y Oficios de la capital de España. Será en los últimos años de la década de los 40 cuando Molina (como era conocido), regrese a Andújar y recale en el taller que el reconocido escultor Francisco Palma Burgos tenía instalado en la iglesia de Santa Marina de Andújar. Fue colaborador de Palma Burgos interviniendo en la talla de los tronos de diversos pasos habían sido encargados, entre otros lugares, desde Úbeda, Málaga y Andújar...
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| El artista, arjonillero de adopción, Florencio "Molina" en su taller |
A finales de los años 60, Molina se afincará en Arjonilla junto a su familia, para siempre. En nuestro pueblo llevará a cabo una importante labor ligada al arte y artesanía.
Con esta pequeña introducción quiero rendir homenaje a un personaje de notable importancia (prácticamente inédito) que, desde su llegada y hasta su muerte, en 2006, siempre estuvo vinculado, de alguna forma, a la cultura arjonillera.
El pasado mes de enero, se celebró en Úbeda un Congreso en torno a la figura del escultor malagueño Francisco Palma Burgos, al que fui invitado. Allí presenté una comunicación sobre Florencio Molina que aportó diversos aspectos desconocidos al contexto del famoso escultor de Málaga. Finalmente el artículo elaborado para mi ponencia será publicado junto a los trabajos de otros compañeros especialistas en arte. Mi trabajo lleva por nombre "Florencio Molina. Colaborador del maestro Palma Burgos. Aproximación a su vida y obra". Con este artículo quiero reivindicar la importancia de Molina, escultor y, sobre todo tallista, dentro del contexto artístico de Palma Burgos y su época. La destreza que poseía este en diversas disciplinas del arte, así como el dar a conocer a un personaje ilustre dentro de la cultura arjonillera, y al que, desgraciadamente, todavía, no se ha sabido reconocer su relevancia.
